Durante la pandemia me quedé sin trabajo, y sin posibilidades de conseguir algo hasta que todo se normalizara. Me escondí en mi huerta, la agrandé, construí un gallinero, luego un invernadero...descubrí mi pasión: volver a lo esencial y la vida campestre de antaño. Mientras otros niños sufrían con sus clases online, los míos perseguían mariposas y aprendían matemáticas desgranado arvejas o de ciencias haciendo compost. Fue así como nace Manos Con Tierra: un emprendimiento familiar que partió con el afán de transmitir a más personas, esa calma y aprendizajes, que la huerta nos regalaba día a día. Desde entonces, nos dedicamos a diseñar, construir y mantener huertos urbanos. A la fecha, hemos entregado más de 120 proyectos de huertos particulares, escolares y en instituciones médicas, a los cuales visitamos constantemente para apoyar con la mantención mensual. Nuestra red de proveedores locales nos permite generar alianzas para llevar nuestro sueño cada vez más lejos.