Para la mayoría de las familias es un gran problema el secar la ropa en invierno o en días en que no hace calor o no hay sol. Alternativas de secado son estufas a leña (no permitidas en Santiago) y las estufas a gas, que tienen un costo bastante considerable. Es por esto que para ahorrarnos la plata del gas o la plata que gasta una secadora eléctrica, pensamos en un filtro de olor para los hornos. En las cocinas se genera bastante calor a través de los hornos y la idea es aprovecharla. La idea consiste en dirigir el calor generado por el horno y cocina hacia otra pieza, pasando por un filtro de olores para que la ropa no quede pasada a comida.