Un niño que posee un capital cultural, al que se le entregan herramientas para el desarrollo de su propia persona y sus propios potenciales, es un niño que enfrenta de manera distinta la vida. Lamentablemente aquellos pequeños que viven una situación económicamente precaria, y sumado a esto en condiciones de vulnerabilidad social, difícilmente podrá generar las herramientas y capacidades que necesita para romper el circulo sofocante que significa vivir en esta situación. El desafió es entonces romper la rutina de niños de un colegio focalizado (de riesgo social) propiciándole los días sábado un espacio en los que ellos puedan distraerse del ambiente en el que se encuentran inmersos, ademas de trabajar por medio del juego y de actividades recreativas con personas capacitadas que les ayuden a adquirir los valores y capacidades que les significaran un cambio en la forma en la que puedan enfrentar los desafíos que les prepara a diario una vida difícil de llevar.