Por experiencia sabemos que el reciclaje es un hábito difícil de adquirir cuando se exige que se haga correctamente (limpio y seco) pero lo que no se transmite es que es MUY DIFÍCIL DE DEJAR una vez que el pasa hábito al inconsciente, pero debe generarse una educación con exigencia. Una persona recicladora es un veraneante y un ciudadano limpio, que respetará el entorno y no botará basura. No se puede educar al niño cuando es el adulto el que decide si en su casa se recicla o no o si se hará correctamente; es transversal, no se le puede traspasar la recuperación del planeta sólo a las nuevas generaciones. Generar cambios se basa en la educación de las personas y las políticas estatales deben dejar de lado el paternalismo en la implementación de la LEY REP al permitir la entrega por parte del consumidor de sus residuos sucios, que no sólo aumentan la contaminación cruzada el número de residuos en rellenos sanitarios sino también restan credibilidad al proceso.